Ayer, el periodista Jesse Drucker publicó en Bloomberg News un artículo
que revela las estrategias utilizadas por el grupo Inditex -
propietario de Zara, Bershka and Pull&Bear, entre otras marcas -
para traspasar parte de los beneficios conseguidos en países como Italia, Reino Unido o España a paraísos fiscales como Suiza,
con el objetivo de reducir artificialmente el pago de impuestos en los
países donde logra sus ventas y aumentar, por tanto, sus beneficios.
La historia publicada por Bloomberg constata una vez más -véanse otros casos
como Google, Amazon, Starbucks- una de las injusticias más evidentes de
nuestro tiempo: las arcas públicas parecen estar vacías, millones de
personas vienen sufriendo las consecuencias de las (¿inevitables?)
políticas de austeridad, pero al mismo tiempo, el sistema actual permite que los que más tienen puedan reducir con facilidad el pago de impuestos sobre sus beneficios. Así pues, mientras a muchos ya nos les llega el sueldo – si tienen la suerte de tener trabajo - ni para comprar ropa en Zara, Amancio Ortega va escalando posiciones en los rankings de personas más ricas del mundo.
Según Bloomberg, las estrategias de Inditex para evitar el pago de impuestos explican por qué el grupo ha sido capaz de producir el mejor margen de beneficios del sector a nivel mundial: un 15%. Explica Drucker que en los últimos cinco años Inditex ha logrado transferir casi 2.000 millones de dólares de beneficios a una empresa del grupo - denominada ITX Merken - que opera en Holanda y Suiza. Esta empresa emplea tan solo a 173 empleados -un 0,1% del total de empleados de Inditex-, pero en cambio reporta casi el 20% de los beneficios totales del grupo. Vean aquí el infográfico elaborado por Bloomberg.
La función principal de ITX Merken consiste en asesorar a otras empresas de Inditex en la localización de nuevas tiendas y en el diseño interior de las mismas. ITX Merken también controla los derechos de utilización de las marcas comerciales como Zara. Es decir, a las subsidiarias del grupo que poseen y gestionan las tiendas de Inditex, pongamos como ejemplo, en España, se les pide pagar a la subsidiaria ITX Merken dinero a cambio de poder utilizar las marcas del grupo y recibir asesoramiento. Se trata, pues, de un movimiento de dinero entre subsidiarias del mismo grupo.
Pero cuando la cantidad pagada por la subsidiaria española es muy elevada – léase desproporcionada - el efecto que se produce es el del aumento significativo de costes y la reducción de los beneficios en España - donde los impuestos son más altos - y el aumento de los beneficios en paraísos fiscales donde los impuestos son muy bajos, o cero. Esta estrategia le ha servido a Inditex para centralizar casi el 20% de los beneficios totales en paraísos fiscales y evitar así el pago de impuestos por valor de 325 millones de dólares desde 2009, dinero que debería haber ido a parar a las arcas públicas de países que no van precisamente sobradas de recursos. Solo en la filial holandesa de Inditex – con un margen de beneficios del 45% - los beneficios reportados el año pasado son mayores que los beneficios totales reportados por Inditex en Italia, Francia, Alemania y Reino Unido juntos en los últimos cinco años. En estos últimos países Inditex ha registrado márgenes de beneficios de entre 3% y 5% en los últimos años. Algo no cuadra.
Sostiene Inditex que las prácticas reveladas por Bloomberg no son ilegales. Parte del problema radica en la dificultad de decidir cuál es el precio justo que debería cobrar ITX Merken a otras empresas del grupo a cambio de los servicios prestados. Pero este caso muestra una vez más que las leyes actuales que regulan la tributación de las multinacionales han quedado desfasadas y deben cambiarse. El objetivo es que las empresas paguen sus impuestos allí donde llevan a cabo las actividades que realmente generan sus beneficios. El negocio principal de Inditex no es asesorar en la localización de sitios estupendos para montar tiendas, sino diseñar, fabricar y vender ropa. Tampoco parece justo que las empresas puedan atribuir una parte desmesurada de sus beneficios a filiales en paraísos fiscales que controlan el uso de las marcas; sin clientes que compren, no hay marcas que valgan, y los clientes de Inditex no parecen estar precisamente en los cantones suizos.
A nuestros gobernantes les exigimos pues que cambien urgentemente las leyes actuales. Como decía no hace mucho Iñaki Gabilondo en un videoblog sobre este tema, las injusticias legales todavía duelen más que las ilegales. Prácticas como las descritas están teniendo un coste elevado, tanto en Europa como en países en desarrollo –160.000 millones de dólares cada año según Christian Aid, más de la cantidad recibida en concepto de ayuda al desarrollo-.
A Inditex, y a Amancio Ortega en particular, les reconocemos su capacidad para crear una empresa que hoy tiene 6.200 tiendas en 86 países y da empleo directo a más de 120.000 personas, pero también le decimos que la utilización de paraísos fiscales para evitar pagar impuestos allí donde en realidad venden su ropa y logran sus beneficios quizás no sea ilegal con las leyes vigentes en mano, pero sí es ofensivo, inmoral y terriblemente injusto.
Ahora comprendemos mejor el silencio de Amancio Ortega cuando 3.483 personas le enviaron una carta en 2011, siguiendo una campaña impulsada por la ONG InspirAction, en la que solicitaban su apoyo en la lucha contra la evasión fiscal.
Según Bloomberg, las estrategias de Inditex para evitar el pago de impuestos explican por qué el grupo ha sido capaz de producir el mejor margen de beneficios del sector a nivel mundial: un 15%. Explica Drucker que en los últimos cinco años Inditex ha logrado transferir casi 2.000 millones de dólares de beneficios a una empresa del grupo - denominada ITX Merken - que opera en Holanda y Suiza. Esta empresa emplea tan solo a 173 empleados -un 0,1% del total de empleados de Inditex-, pero en cambio reporta casi el 20% de los beneficios totales del grupo. Vean aquí el infográfico elaborado por Bloomberg.
La función principal de ITX Merken consiste en asesorar a otras empresas de Inditex en la localización de nuevas tiendas y en el diseño interior de las mismas. ITX Merken también controla los derechos de utilización de las marcas comerciales como Zara. Es decir, a las subsidiarias del grupo que poseen y gestionan las tiendas de Inditex, pongamos como ejemplo, en España, se les pide pagar a la subsidiaria ITX Merken dinero a cambio de poder utilizar las marcas del grupo y recibir asesoramiento. Se trata, pues, de un movimiento de dinero entre subsidiarias del mismo grupo.
Pero cuando la cantidad pagada por la subsidiaria española es muy elevada – léase desproporcionada - el efecto que se produce es el del aumento significativo de costes y la reducción de los beneficios en España - donde los impuestos son más altos - y el aumento de los beneficios en paraísos fiscales donde los impuestos son muy bajos, o cero. Esta estrategia le ha servido a Inditex para centralizar casi el 20% de los beneficios totales en paraísos fiscales y evitar así el pago de impuestos por valor de 325 millones de dólares desde 2009, dinero que debería haber ido a parar a las arcas públicas de países que no van precisamente sobradas de recursos. Solo en la filial holandesa de Inditex – con un margen de beneficios del 45% - los beneficios reportados el año pasado son mayores que los beneficios totales reportados por Inditex en Italia, Francia, Alemania y Reino Unido juntos en los últimos cinco años. En estos últimos países Inditex ha registrado márgenes de beneficios de entre 3% y 5% en los últimos años. Algo no cuadra.
Sostiene Inditex que las prácticas reveladas por Bloomberg no son ilegales. Parte del problema radica en la dificultad de decidir cuál es el precio justo que debería cobrar ITX Merken a otras empresas del grupo a cambio de los servicios prestados. Pero este caso muestra una vez más que las leyes actuales que regulan la tributación de las multinacionales han quedado desfasadas y deben cambiarse. El objetivo es que las empresas paguen sus impuestos allí donde llevan a cabo las actividades que realmente generan sus beneficios. El negocio principal de Inditex no es asesorar en la localización de sitios estupendos para montar tiendas, sino diseñar, fabricar y vender ropa. Tampoco parece justo que las empresas puedan atribuir una parte desmesurada de sus beneficios a filiales en paraísos fiscales que controlan el uso de las marcas; sin clientes que compren, no hay marcas que valgan, y los clientes de Inditex no parecen estar precisamente en los cantones suizos.
A nuestros gobernantes les exigimos pues que cambien urgentemente las leyes actuales. Como decía no hace mucho Iñaki Gabilondo en un videoblog sobre este tema, las injusticias legales todavía duelen más que las ilegales. Prácticas como las descritas están teniendo un coste elevado, tanto en Europa como en países en desarrollo –160.000 millones de dólares cada año según Christian Aid, más de la cantidad recibida en concepto de ayuda al desarrollo-.
A Inditex, y a Amancio Ortega en particular, les reconocemos su capacidad para crear una empresa que hoy tiene 6.200 tiendas en 86 países y da empleo directo a más de 120.000 personas, pero también le decimos que la utilización de paraísos fiscales para evitar pagar impuestos allí donde en realidad venden su ropa y logran sus beneficios quizás no sea ilegal con las leyes vigentes en mano, pero sí es ofensivo, inmoral y terriblemente injusto.
Ahora comprendemos mejor el silencio de Amancio Ortega cuando 3.483 personas le enviaron una carta en 2011, siguiendo una campaña impulsada por la ONG InspirAction, en la que solicitaban su apoyo en la lucha contra la evasión fiscal.
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