Economía para estudiantes
miércoles, 16 de enero de 2019
lunes, 14 de mayo de 2018
miércoles, 1 de marzo de 2017
¿Qué hago si no puedo pagar el préstamo?
Los bancos pueden ofrecer periodos de carencia o ampliaciones de plazo para pagar la hipoteca pero a cambio exigirán compensaciones
“Cualquier persona o empresa que diga que, por una cantidad de
dinero, os puede resolver el problema, sencillamente os está mintiendo”,
explica la la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH)
en su página web a los que ya no pueden pagar el préstamo concedido por
el banco. La asociación que, surgida durante la crisis, recomienda
“calma, mucha calma” a la hora de plantearse qué hacer cuando el dinero
no alcanza para liquidar la cuota mensual. “He visto negociaciones con
bancos en las que las entidades no pasan a atenderte hasta un
determinado número de pagos, otras que buscan una solución extrajudicial
para evitar que su ratio de morosidad suba, o clientes que han firmado
acuerdos peores del que ya tenían”, relata Fernando Sanahuja, socio del
despacho de abogados Sanahuja Miranda.
Entonces, ¿cuáles son las opciones que aconsejan los expertos para
salir de situaciones de este tipo o, por lo menos, aliviarlas?
“Lo ideal cuando no se puede hacer frente a una cuota del préstamo o
de la hipoteca es hablar con la entidad”, señala el director de la
empresa de intermediación financiera RN Tu solución hipotecaria, Ricardo Gulias. De lo contrario, dejar de pagar la cuota sin más, advierte el portal web Finanzas para todos,
publicado por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de
Valores (CNMV), puede acarrear “graves problemas”. La deuda puede
engordar y la situación puede terminar con el embargo de bienes y el
desahucio. “En caso de impago la entidad bancaria efectuará reclamación
extrajudicial y, si la situación se mantiene sin cambios, presentará
demanda judicial”, afirma Sanahuja. “Puede optar también por la
reclamación a través de un notario, si bien es una opción poco
habitual”, añade.
Reducir la cuota con carencia o ampliación del plazo
“En los últimos tiempos las cosas han cambiado mucho”, admite Gulias,
“la banca ahora está más dispuesta a mediar, llegando a buscar
soluciones menos drásticas”. Un giro que ha sido posible, en su opinión,
gracias también a las acciones de movimientos como la PAH. Así, según
el Código de buenas prácticas bancarias
–valido para préstamos hipotecarios y puesto en marcha por el Gobierno
en marzo de 2012–, la entidad puede proponer un período de carencia.
Durante este tiempo, solo se pagarían los intereses, sin amortizar el
capital, o, se abonaría solo una pequeña cuota de capital durante uno o
dos años, según Sanahuja. Aunque en el primer caso el importe prestado
por el banco inicialmente no baja, la carencia puede suponer un apaño
“hasta que tengamos una situación laboral mejor y más estable”, subraya
Gulias.
Otro acuerdo que pueden ofrecer los bancos, siempre dependiendo de la
situación del cliente, consiste en reducir el tipo de interés, el
euríbor más 0,25 durante el periodo de carencia; o, incluso, ampliar el
plazo de amortización del capital hasta 40 años (“fue algo habitual y
una práctica extendida si bien en la actualidad no se está dando
prácticamente”, indica Sanahuja). El objetivo es el mismo: la reducción
de la cuota mensual. Estas medidas pueden ayudar “a pasar las malas
rachas”, señala Finanzas para todos, pero “normalmente significan que el
préstamo será más caro al final del plazo”. En opinión de la PAH, “hay
que ir con mucho cuidado, porque puede resultar que finalmente la
reducción de la cuota no era tan significativa como pensábamos o porque
disminuye durante un período pero después vuelve a subir, incluso más
que al principio de la operación”.
Quita de la deuda
Una de las críticas de la plataforma a este código de buenas
prácticas es lo riguroso de las condiciones que exige para poderse
acoger a él. Es el caso de la quita de la deuda, es decir, su reducción.
La norma aprobada en 2012 establece que, para solicitar una reducción
de la deuda, la cuota de la hipoteca que propone el banco tiene que
suponer más del 60% de los ingresos del deudor. Y eso, tras haber
aplicado previamente la carencia, la ampliación del plazo y la reducción
del tipo de interés. En todo caso, los que logran conseguirla, podrán
“vender el inmueble por un precio acorde al mercado y quedarse sin
deuda”, asegura Gulias.
Dación en pago
La entrega de la vivienda para cancelar la deuda hipotecaria, en el
marco del código de buenas prácticas de la banca, supone la última a la
que solo pudieron acogerse 2.188 personas en 2015,
un 22,6% menos que en 2014, según los datos publicados el año pasado
por el Ministerio de Economía. Aunque hay que tener en cuenta que la
situación económica ha mejorado y cada vez hay menos personas en esa
situación.
La llamada dación en pago
se aplica solo cuando los demás intentos han fracasado, y solo si la
cuota de la hipoteca sobrepasa el 60% de los ingresos y si el valor de
la vivienda no es superior a 200.000 euros en ciudades de más de un
millón de habitantes, 180.000 euros en localidades de más de medio
millón, 150.000 euros en ciudades de más de 100.000 habitantes, y
120.000 euros en localidades con una población inferior a este nivel.
Subrogación y cancelación del préstamo
Cuando se subroga un préstamo hipotecario, este pasa a manos de otra
entidad que puede cambiar el tipo de interés o la duración, o se puede
añadir capital adicional, según indica la página web de BBVA.
Por el contrario, “al cancelar un préstamo y formalizar otro nuevo, es
posible volver a negociar todos los apartados”. Los costes son distintos
en los dos supuestos. En el caso de la subrogación, existe una comisión
que puede alcanzar el 1% del capital pendiente para préstamos
anteriores al 27 de abril de 2003. A partir de entonces se rebajó al
0,5%. La nueva entidad puede también cargar los gastos de notaría,
registro y gestión. Las comisiones por cancelación son las mismas que
por subrogación, pero hay que sumarles la comisión de estudio, la de
constitución y los gastos de tasación del inmueble.
Reunificación de todo lo que queda pendiente
Existen empresas que se dedican a reunificar las deudas, es decir,
juntan bajo un solo préstamo todas las deudas pendientes de un hogar:
hipoteca de la vivienda, letras del coche, financiación para otras
compras,... Estas empresas “piden un préstamo o hipoteca para cubrir el
conjunto de las obligaciones crediticias”, explica BBVA en su web. La
ventaja es un descenso importante de la cuota mensual, pero hay dos
consecuencias importantes que hay que tomar en cuenta: el período de
pago aumenta, así como la cantidad final a desembolsar, debido al
aumento de los intereses y a los costes asociados a la reestructuración
de la deuda, como las comisiones por cancelación y los gastos para abrir
otro préstamo.
Nespresso y Netflix entran en el IPC y salen el brandy y los DVD
El INE actualiza la cesta de la compra con la que se elabora el indicador de inflación, que pasa a tener 479 productos
Las cápsulas de café (Nespresso, Dolce Gusto…), los servicios de música y vídeo online
(Netflix, HBO…) o los juegos de azar forman cada vez más parte de la
vida y del bolsillo de los consumidores. Por eso, han empezado ya a ser
tenidos en cuenta para elaborar el Índice de Precios al Consumo (IPC),
el indicador de inflación que cada mes elabora el Instituto Nacional de Estadística. En el otro lado, productos cuyo consumo ha caído en desuso como el brandy o los DVD grabables dejan de ser parte de la cesta.
El pasado 31 de enero, en la nota en la que informaba del dato adelantado de inflación,
el INE ya advertía de que el dato había sido elaborado con la nueva
base 2016. Hasta entonces, la base que utilizaba el organismo
estadístico databa de 2011. La nueva base, decía la nota, incluye
"cambios en la composición de la cesta de la compra" con la que se
calcula el índice de precios y una "actualización de la estructura de
ponderaciones", para "mejorar la representatividad" del indicador.
La cesta de productos que manejaba el INE hasta diciembre de 2016
incluía 489 artículos divididos en distintos grupos (alimentación,
transporte, vivienda…). La nueva cesta, según informa el INE, tendrá 479
productos y servicios. Esa lista, que se actualiza periódicamente,
incluye desde el pan, las legumbres, las frutas y verduras frescas, el
pescado fresco o congelado, los distintos tipos de carne (hasta 36
productos de alimentación), ropa y calzado de hombre, mujer o niño, el
alquiler de la vivienda, hasta servicios como el agua, teléfono, la
electricidad, el gas, el alcantarillado, la recogida de basura, pasando
por los muebles, electrodomésticos, textiles o menaje para el hogar,
artículos de limpieza, el servicio doméstico, medicinas, servicios
médicos, coches, carburantes, transportes, equipos de imagen, sonido o
informáticos, juguetes, artículos deportivos, libros, publicaciones,
educación (distinguiendo por niveles), viajes, etc. Dentro de estas
categorías se incluyen productos concretos, cuyas marcas el INE nunca
facilita. Unos salen y otros entran y se cambia la ponderación de los
productos (el peso de cada uno en la cesta).
Por ejemplo, salen productos como el brandy, las vídeocámaras (cuya
venta ha ido en descenso por la competencia de los teléfonos móviles) o
los DVD grabables. Por el otro lado, entran las cápsulas de café, los
servicios en línea de música y vídeo y los juegos de azar. Desde el INE
explican que en esta última categoría entrarán los distintos juegos de
Loterías y Apuestas del Estado y todos los sorteos de la ONCE, aunque no
entran las apuestas. En cuanto a los servicios de vídeo online,
entrarán solo los que se pueden contratar de forma independiente, como
Netflix, mientras que los que formen parte de un paquete contratado con
una operadora seguirán siendo incluidos en la partida de telefonía,
aclaran desde el INE.
En la anterior actualización, en 2011,
entraron las tabletas, los miniordenadores (notebooks) y los discos
duros portátiles y dejaron de contar en el índice el alquiler de
películas y los CD grabables, que se adelantaron a sus primos hermanos,
los DVD, que en 2017 siguen sus pasos. La vertiginosa adopción y
abandono de productos tecnológicos tiene así su reflejo en el índice.
Nueva ponderación
La fuente para la selección de los artículos que forman parte de la
cesta de la compra para el IPC es la Encuesta de Presupuestos
Familiares, también del INE, que proporciona información sobre a qué
bienes y servicios destinan su dinero los ciudadanos. Luego, los precios
de los productos seleccionados se recogen en 29.000 puntos de venta de
177 municipios españoles, las 52 capitales de provincia y 125 no
capitales). En total, se recogerán cada mes 220.000 precios para
calcular el IPC.
Además de los productos que entran o salen de la cesta, cambia
también la ponderación de esos productos (cada cinco años) y de los
grupos en los que quedan incluidos dichos productos (anualmente). Por un
lado, el INE incorpora la clasificación europea de consumo, “denominada
ECOICOP (European Classification of Individual Consumption by Purpose),
que consta de 12 grupos, que a su vez se desglosan en 219 subclases,
frente a las 126 actuales.
Por otro, hay grupos que ganan peso y otros que lo pierden. En la
nueva ponderación, se da más importancia a la alimentación y bebidas no
alcohólicas, que pasa a representar un 19,77% de la cesta, frente al
18,74% anterior; a la Vivienda, que pasa del 12,51% al 13,3%, y al ocio y
la cultura, del 7% al 8,52%. Igualmente, ganan importancia las partidas
de bebidas alcohólicas y tabaco (del 2,77 al 3,02%), Medicina (del 3,4
al 3,96%), Comunicaciones (del 3,44 al 3,6%), Enseñanza (1,59 al 1,68%) y
Hoteles y Restaurantes (del 11,6 al 12,12%). En el lado contrario, la
partida de Vestido y Calzado, que pesaba un 7,6%, adelgaza hasta el
6,73%. Además de esta, pierden peso las partidas de Menaje (del 6,14% al
5,88%), Transporte (del 15,6% al 14,67%) y Otros Bienes y Servicios
(del 9,61 al 6,75%).
jueves, 27 de noviembre de 2014
jueves, 20 de noviembre de 2014
jueves, 3 de abril de 2014
SALARIO MÍNIMO EN ALEMANIA
Berlín aprueba el salario mínimo con excepciones para jóvenes y parados
Luis Doncel
Berlín
2 ABR 2014 - 20:42 CET
El salario mínimo será una realidad en Alemania a partir del próximo año. Para sacar adelante una medida que la canciller Angela Merkel criticaba durante la campaña electoral por considerar que perjudica al empleo, los socialdemócratas del SPD se han visto obligados a hacer algunas concesiones duramente criticadas por los sindicatos. El acuerdo, cuyos últimos flecos se perfilaron durante esta semana para ser aprobado este miércoles por el Gobierno, supone un profundo cambio para los trabajadores alemanes peor pagados, que desde el próximo 1 de enero tendrán que cobrar al menos 8,5 euros brutos por hora.
“En Alemania hay demasiados ciudadanos que se ven obligados a trabajar a cambio de salarios demasiado bajos y que no se benefician suficientemente de la buena evolución económica. Esto perjudica la cohesión de nuestra sociedad y no debe continuar”, aseguró enfática la ministra de Trabajo e impulsora de la iniciativa, la socialdemócrata Andrea Nahles.
Para poder mostrar una victoria ante los suyos, Nahles ha tenido que aceptar una importante excepción: los parados de larga duración no se beneficiarán del salario mínimo en los seis meses siguientes a encontrar un empleo. La ministra pretendía reducir el número de personas que se queden fuera del salario mínimo, pero finalmente la excepción afectará al millón de parados de larga duración que hay en Alemania. El año pasado, 170.000 de estos desempleados encontraron un empleo. También podrán cobrar menos de los 8,5 euros los menores de 18 años sin cualificación y los becarios. La puesta en marcha del salario mínimo se hará de forma gradual a lo largo de los dos próximos años.
Las críticas a la norma vienen tanto de los sindicatos, que consideran que los socialdemócratas han cedido demasiado ante las presiones de sus compañeros democristianos de coalición, como de los empresarios, por justamente lo contrario. Frank Bsirske, líder del sindicato Verdi, considera “discriminatoria” la exclusión de los parados de larga duración. Con similiares argumentos disparó también contra el proyecto el partido de izquierdas Die Linke, convertido en líder de la oposición.
La patronal, en cambio, subraya los efectos perniciosos que el salario mínimo puede tener en el mercado laboral. El presidente de la Federación Alemana de Oficios, Hans Peter Wollseifer, aseguró que la decisión del Gobierno se trata de “un grave error”. Wollseifer considera “un falso cebo” pagar cerca de 1.500 euros al mes a un joven de 18 años sin formación que acaba de salir de la escuela. Los empresarios apostaban por llevar la frontera de los empleados sin salario mínimo hasta los 21, 23 o incluso hasta los 25 años. Pero la ministra Nahles se plantó y no aceptó esta reclamación.
La medida que el SPD presentó como un requisito sine qua non para firmar el pacto de Gobierno con los democristianos de Merkel puede tener un impacto importante. En Alemania Occidental, más del 10% de los trabajadores ganan menos del recién aprobado salario mínimo. Y este porcentaje se dispara hasta el 25% en el Este, según el Instituto IWH. Un estudio del Instituto Trabajo y Cualificación estima que en Alemania hay 6,6 millones de trabajadores por debajo de los 8,5 euros a la hora. Esto supondría que casi uno de cada cinco empleados podría beneficiarse de la nueva norma.
Con este paso adelante, los socialdemócratas colocan una —otra más— de sus propuestas en la agenda del Gobierno. Además del salario mínimo, Sigmar Gabriel y los suyos han impulsado un arsenal de iniciativas entre las que se encuentran la polémica reforma energética, la jubilación a los 63 años para los que hayan cotizado más de 45 años, el freno a los precios de los alquileres, las cuotas de las mujeres en los consejos de administración de las empresas y la doble nacionalidad para los hijos de inmigrantes. El problema es que este aluvión de reformas no parece traducirse en un respaldo creciente al SPD en las encuestas, sino todo lo contrario. Mientras, la diamantina canciller se beneficia. Es muy pronto aún para decirlo —el Gobierno lleva poco más de 100 días— pero algunos recuerdan ya el resultado que dieron las anteriores dos coaliciones de Merkel: ella salió fortalecida y sus socios de las dos últimas legislaturas —primero los socialdemócratas y luego los liberales— se desplomaron.
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